Enfermedades y daños en postcosecha

Como hemos visto en el apartado anterior, son muchos los factores que pueden afectar a las frutas y verduras durante el periodo de postcosecha. La mayoría de ellos son aspectos intrínsecos al ciclo de vida de los frutos, como la respiración o la producción de etileno. Sin embargo, también puede haber factores externos que les afecten y deterioren. Estos son los principales:

Las enfermedades:

 Durante la postcosecha, las frutas y verduras son susceptibles de verse afectadas por distintos microorganismos como hongos y bacterias que empeoran su rendimiento y calidad. Cada uno de estos organismos patógenos tiene un efecto distinto en los frutos, pero las consecuencias más habituales derivadas de estas enfermedades son la podredumbre, la degradación, la pérdida de sabor y los malos olores. Cuanto mayor tiempo estén los frutos almacenados, mayor será la posibilidad de que contraigan alguna de estas enfermedades, ya que su capacidad de síntesis de las sustancias naturales que los protegen frente a estas enfermedades disminuye. Algunas de las enfermedades más comunes en postcosecha son las siguientes:

Los daños fisiológicos:

Debido a factores externos y naturales como, por ejemplo, la exposición a temperaturas extremas o los desbalances nutricionales, las frutas y verduras pueden presentar daños fisiológicos que repercuten sobre su calidad. Estos son algunos de los más comunes:

Daños por frío

Pese a que las temperaturas bajas ayudan a conservar en mejor estado las frutas y verduras, siempre debe haber un control. La exposición a heladas o temperaturas bajo cero de manera constante puede desarrollar síntomas negativos en los frutos como sabores amargos, olores fuertes, deterioro de los tejidos, etc.

Daño por altas temperaturas

Al igual que el frío excesivo, las temperaturas demasiado elevadas también influyen en la calidad de los frutos. Las altas temperaturas modifican el efecto del etileno acelerando el proceso de envejecimiento. También favorecen la germinación de esporas de los hongos, lo que ayuda al desarrollo de patógenos. Las temperaturas altas provocan que los frutos experimenten una pérdida acelerada de agua que puede terminar en la pérdida de la cosecha

Daños por bajos niveles de oxígeno

 Bajos niveles de O2 en el ambiente pueden inducir procesos de fermentación en las frutas ocasionando la producción de malos olores y sabores, así como el deterioro del producto. Esto es habitual cuando la ventilación del ambiente en el cual se encuentran las frutas o verduras es deficiente, y se pueden ver favorecidos por las altas temperaturas.

Daños por altos niveles de CO2

La acumulación de dióxido de carbono puede retrasar el proceso normal de ablandamiento y pérdida de verdosidad en algunas frutas. En otros casos, los síntomas que se observan son la decoloración, así como un deterioro interno por la acumulación de este gas. El exceso de CO2 también puede producir en algunas frutas mal sabor y marcas en la piel.

Daños físicos

Pueden ser lesiones ocasionadas por golpes, caídas o cualquier tipo de rotura de la piel del fruto. Como consecuencia de esto se producen una serie de reacciones físicas que pueden mostrarse en forma de tejido dañado, ennegrecimiento de la piel, malos olores, etc.

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